Otro día de vida
- Diagnóstico de cáncer de páncreas metastásico en estadio IV
- Cóctel de quimioterapia, con modificaciones según los efectos secundarios
- Llevar una vida lo más normal posible
Me llamo Marc, tengo 77 años y vivo en Playa Vista, un suburbio de Los Angeles, California. En octubre de 2014 me diagnosticaron cáncer de páncreas metastásico en estadio IV.
Yo solo pensé que tenía un dolor de estómago fuerte. Lo último que esperaba oír cuando acudí al médico era que se trataba de cáncer de páncreas. Al igual que cualquier otro paciente que escucha esas funestas palabras, mi reacción inmediata fue pensar “¿por qué yo?” Por supuesto, no había una respuesta lógica más que “mala suerte”.
Un plan de tratamiento personalizado
Pero después de todo no tuve tan mala suerte, ya que gracias a un increíble conjunto de circunstancias y coincidencias, me derivaron al Dr. William Isacoff, y ahí comenzó mi buena suerte. El protocolo que usó el Dr. Isacoff consistía en dosis más bajas de un verdadero cóctel de infusiones de quimio por períodos de tiempo más largos, con modificaciones según los efectos secundarios.
El primer año pasé momentos difíciles. Con la excepción de que no se me cayó el cabello, tuve todos los efectos secundarios habidos y por haber. Las llagas de la boca eran tan molestas que ni siquiera podía tomar agua sin que me doliera. Bajé 50 libras (23 kg) y estaba cansado todo el tiempo. Tenía hipo, molestias abdominales, deshidratación y un montón de molestias leves. Me trataron todos esos efectos secundarios con medicamentos o con modificaciones de la quimioterapia. A medida que los efectos secundarios comenzaron a disiparse, comencé a sentirme mejor y pude enfrentar mejor la situación.
Además, la quimioterapia estaba funcionando. Cuando me dieron el diagnóstico, mi lesión pancreática medía 32 mm por 28 mm. En la tomografía computarizada más reciente, medía 6 mm por 8 mm. Las dos protuberancias del hígado originalmente medían 30 mm por 25 mm y 17 mm por 17 mm, respectivamente. Ahora la tomografía ya no las detecta.
Sabía que debía mantener una actitud positiva a lo largo de todo el proceso, y con la ayuda de mi esposa y gran apoyo, Karen, pude lograrlo. Karen ha estado a mi lado en todo momento. Juntos hemos luchado contra esta enfermedad desde el principio, y seguimos juntos.
Un estilo de vida “normal”
A pesar de todo, mi esposa y yo hemos tratado de mantener un estilo de vida relativamente “normal”. Salgo a comer, voy al cine. El cáncer de páncreas solo lo tomo como un extra negativo.
Hemos viajado a Costa Rica, Escocia e Inglaterra, Hawái y muchos otros destinos de los EE. UU. En junio vamos al mar Báltico. Nos encanta el cine y el teatro y asistimos a estos con frecuencia. Trato de hacer ejercicio regularmente y nado en la piscina siempre que no tengo conectada la bomba de 5-FU.
Como sobreviviente del cáncer de páncreas por tres años, mi perspectiva ha cambiado desde el momento del diagnóstico inicial. Al principio leía mucha información negativa, pero ahora sé que tengo otro día de vida y mi perspectiva se mantiene positiva. Es importante mantener una actitud positiva. Lo que recomendaría a otro paciente es que busque a un médico que tenga una actitud positiva y que siga un protocolo de tratamiento positivo.
Sé que nunca podré deshacerme del cáncer y no es así como me identifico, pero no quiero que la gente me vea y piense que el cáncer es mi característica principal. Quiero que sepan que pretendo vivir la vida lo más normal posible y espero sus mejores deseos.
Además, con el inquebrantable apoyo de mi esposa y mis cuatro hijos, así como el amor incondicional de mis ocho nietos, más la presencia constante de familiares y amigos, como dice la canción, “I’ve got a lot of livin’ to do!” (Me queda mucha vida por delante).
Mire el video “As Each Day Goes By” (A medida que pasan los días) para ver qué dice Mark sobre cómo vive su vida con cáncer.