Una segunda opinión era lo correcto
- Neoplasma mucinoso papilar intraductal se vuelve cáncer
- Obtención de una segunda opinión
- Quimioterapia con FOLFIRINOX
- Cirugía de Whipple
Mi trayectoria con el cáncer de páncreas comenzó en junio de 2021 cuando mi médico especialista en asma programó una tomografía de mis pulmones.
Una amiga insistió en que me hiciera un chequeo por una tos que había tenido durante demasiado tiempo. Pensó que podría tener asma. Ninguna de las dos imaginaba que yo tendría algo grave. Pero luego, el radiólogo detectó un pequeño quiste precanceroso llamado neoplasma mucinoso papilar intraductal (IPMN) en mi tomografía. Estaba aturdida.
Después de otra tomografía computarizada y una endoscopia especial, el 17 de junio de 2021 me enteré de que tenía adenocarcinoma de páncreas en estadio I. Tenía 68 años en ese momento y no presentaba absolutamente ningún síntoma. Por suerte, lo detectamos temprano y me considero excepcionalmente afortunada por eso.
Cómo elegir qué camino seguir
Mi gastroenterólogo me recomendó que consultara a un cirujano local en Boulder, Colorado, para que me extirpara el quiste. Vivo en Lafayette, que está a solo unos 20 minutos, y siempre había ido a Boulder para mi atención médica. Pero sentía que este camino no era del todo correcto.
Dio la casualidad de que mi hermano estaba en tratamiento por cáncer de cabeza y cuello en University of Colorado Anschutz Medical Campus (Denver). Anschutz es muy conocido como hospital universitario, sin mencionar que cuenta con varios de los mejores cirujanos especialistas en cáncer de páncreas del mundo. También tienen un centro médico dedicado a los quistes en el páncreas como el que se detectó en mi primera tomografía. Mi hermano me insistió para que fuera y pidiera una segunda opinión allí, ¡y estoy muy contenta de haberlo hecho! Aunque está al doble de distancia de mi casa, finalmente supe que era el lugar adecuado para mí.
Elaboración de mi plan de tratamiento
La siguiente fase de mi viaje se llevó a cabo rápido. Me reuní con mi equipo de atención en CU Anschutz, incluida mi oncóloga, la Dra. Alexis Leal. La Dra. Leal ya estaba creando un plan con el comité de tumores del CU Cancer Center, un grupo de especialistas multidisciplinarios que evalúan todos los casos de cáncer en CU. Después de someterme a pruebas genéticas, me confirmaron que no había mutaciones genéticas en el tumor. Me alivió saber que no tengo una mutación que pueda transmitirles a mis hijos.
Decidimos proceder con cuatro tratamientos de quimioterapia, seguidos de un procedimiento de Whipple y luego otras ocho rondas de quimioterapia. La quimioterapia que me recetaron es una mezcla de cuatro medicamentos conocidos colectivamente como FOLFIRINOX. Toleré bastante bien los efectos secundarios de la quimio. Perdí la mayor parte de mi cabello y bajé 34 libras (unos 15 kilogramos). Pero estaba decidida a ganar esta batalla, así que no me importaron los inconvenientes.
Cuando terminé las cuatro rondas de quimioterapia, me sometí al procedimiento de Whipple, el 8 de septiembre de 2021. Esto fue durante la pandemia de COVID-19, por lo que el hospital tenía poco personal y las habitaciones eran escasas. Salí del hospital en solo seis días.
Uso del protocolo de estadio III para el cáncer en estadio I
Nadie en mi equipo de atención quería tomar atajos, y menos yo. Aunque me diagnosticaron cáncer en estadio I, me sometí al mismo protocolo que alguien con cáncer en estadio III. Esto significaba que tenía que completar las ocho rondas restantes de quimioterapia después de la cirugía. Mentiría si dijera que no fue difícil. Cuando me estaba recuperando del procedimiento de Whipple, comencé otra vez la quimioterapia, exactamente seis semanas después de mi cirugía. Pero la quimioterapia posquirúrgica nos dio a todos la confianza de que todo el cáncer sería eliminado de mi cuerpo, incluso los fragmentos que pudieran haber quedado después del procedimiento.
Mi último tratamiento de quimioterapia fue el 27 de enero de 2022 y fue motivo de celebración. Mis pruebas no han mostrado signos de la enfermedad desde entonces.
De vuelta a mi vida normal
Me siento muy bien. He estado haciendo viajes internacionales y viviendo una vida buena y completamente normal. Estoy llena de gratitud por la trayectoria y todas las cosas positivas que funcionaron bien. Creo que los altibajos del tratamiento del cáncer fueron parte del proceso general. Aunque tuve mucha suerte de que me diagnosticaran como “Ia” en la estadificación, opté por mantener una actitud positiva. Marcó una gran diferencia para todos en mi círculo de familia, amigos y comunidad. También elegí ser abierta y sincera sobre lo que estaba pasando, lo que impactó de manera positiva a quienes me rodeaban.
Tuve un gran sistema de apoyo y una comunidad que me ayudó durante mi trayectoria. Pude brindar mi energía positiva y volvió multiplicada por diez en apoyo. Creo firmemente que no es solo el cuerpo físico lo que debe ser considerado en un diagnóstico de cáncer, sino también todo el ser: el cuerpo mental, el emocional y el espiritual son igualmente importantes. Sabía que estaba en el lugar correcto cuando elegí el hospital en Denver y sabía que podía confiar en los profesionales allí. Confiaba en sus decisiones sobre mi tratamiento y nunca tuve dudas sobre mi decisión.
En cuanto a esa tos persistente que me llevó al radiólogo en primer lugar… resultó ser un goteo retronasal. Agradezco que ese fuera el catalizador que condujo a mi diagnóstico final.