Cumplir mi promesa me llevó a un diagnóstico más temprano
- Una promesa de realizar una tomografía computarizada
- Diagnóstico de estadio III
- Cirugía, quimioterapia y radiación
En junio de 2018, cumpliré 10 años como superviviente al cáncer de páncreas, todo porque cumplí una promesa que le hice a mi gastroenterólogo.
En mayo de 2008, planeaba un viaje al extranjero. En ese momento, tenía síntomas de una úlcera, por la cual me habían tratado unos años antes. Dado que no quería correr el riesgo de enfermarme mientras estaba de viaje, decidí hacer una consulta con mi gastroenterólogo antes de irme. Todas las pruebas fueron negativas, pero como tenía antecedentes de problemas intestinales, me hizo prometerle que me haría una tomografía computarizada cuando volviera del viaje. Tres meses después de que regresé, las cosas finalmente se calmaron. Recordé la promesa que le había hecho a mi médico y programé una tomografía. Allí es cuando detectaron el tumor en la cola del páncreas. ¡Cumplir la promesa me salvó la vida!
Después de la cirugía, quimiorradiación combinada
El tumor era resecable, por lo que me sometí a una pancreatectomía distal en junio de 2008 con el Dr. Elliot Newman en NYU Langone Health (ahora trabaja en Northwell Health, también en Nueva York). Extirparon dos tercios del páncreas y una cantidad de ganglios linfáticos. En julio, después de recuperarme de la cirugía, la Dra. Deirdre Cohen, mi oncóloga, me recomendó una combinación de quimioterapia y radioterapia. Comencé el tratamiento con ocho semanas de Gemzar. Después de un descanso de dos semanas, me administraron seis semanas de radiación y 5-FU seguidas de otras seis semanas de Gemzar. Durante ese tiempo, tuve que descansar entre las sesiones de quimio y de radiación porque estaba anémica.
Tenía efectos secundarios muy importantes. Perdí el cabello y las uñas de los dedos de las manos y los pies, y se me desprendió la piel de las manos y los pies. Tenía náuseas, gusto metálico en la boca y cansancio. En total, terminé perdiendo cerca de 50 libras (23 kg). A pesar de esto, creo que toleré los efectos secundarios bastante bien. ¡Pero me perdí un encuentro muy especial!
Durante el período de tratamiento con quimio y radioterapia combinadas, estaba en el medio de la planificación de una gala muy importante. Era la responsable de traer más de 100 deportistas femeninas campeonas mundiales olímpicas a Nueva York para realizar dos días de actividades. Pude estar en el evento principal (una cena formal de premios), pero apenas pude volver a la habitación del hotel porque me dolían mucho los pies y tenía muchas náuseas. Apenas me acosté, Martina Navratilova me llamó para ver si iba con ella a la fiesta después de la cena. Lamentablemente, tuve que rechazar su invitación. Si había rechazado esa invitación, era porque me sentía muy mal.
Mi nueva normalidad
Recibí mi último tratamiento de quimio en enero de 2009, y he estado en remisión desde ese momento. Me realizo una RM y una tomografía computarizada todos los años para asegurarme de que todavía estoy en remisión. El tratamiento dio como resultado lo que yo llamo una “nueva normalidad”. Me quedaron algunos problemas residuales permanentes, como náuseas bien temprano a la mañana. La debilidad ósea causada por la radiación hizo que se me fracturaran cuatro vértebras en la espalda, por lo que me realizaron un procedimiento de cifoplastia para estabilizar los huesos. Y tengo que tomar una enzima pancreática el resto de mi vida. Mi calidad de vida es diferente y un poco más frágil. Pero estoy viva hoy porque la combinación de quimio y radioterapia tuvo éxito.
Tengo aún más suerte de haber cumplido mi promesa, ¡porque eso me salvó la vida!
Yolanda falleció el 5 de julio de 2019, después de una recurrencia de su cáncer. Ella le ganó a la enfermedad porque vivió plenamente durante 11 años. Tomaremos las lecciones de valentía, resistencia y determinación que nos enseñó y las usaremos para ayudar a todas las personas afectadas por esta enfermedad.
Mire cómo Yolanda cuenta su historia en este video.