Historias de sobrevivientes
20 de junio, de 2017 • 4 Min

El procedimiento relativamente nuevo de la electroporación irreversible me ha dado tiempo

Leslie Wineberg

pancreatic cancer patient Leslie Wineberg
  • Tratamiento con FOLFIRINOX
  • Radiación para reducir más el tumor
  • Reúno los requisitos para un nuevo tratamiento, la electroporación irreversible
  • Quimioterapia de mantenimiento con gemcitabina
  • El cáncer regresa y comienza más tratamiento

El 4 de agosto de 2015, me diagnosticaron cáncer de páncreas en estadio III con una afectación muy extensa de los vasos sanguíneos.

Yo era una mujer sana de 58 años. Hice ejercicio toda mi vida, comía de manera saludable y nunca había fumado ni tomaba bebidas alcohólicas. No tenía problemas de salud, no necesitaba medicamentos y no tenía antecedentes de cáncer en mi familia. Un día comencé a sentir un poco de dolor abdominal y pronto tuve falta de apetito y pérdida de peso. Esto no era normal para mí, así que rápidamente hice caso a lo que el cuerpo me estaba diciendo. Como llevaba mucho tiempo trabajando en un hospital, sabía qué tipo de pruebas necesitaba, por lo que me dirigí directamente a un cirujano. Él no perdió tiempo y solicitó todas las pruebas correctas para descartar todos los problemas pequeños que él esperaba ver.  Luego ordenó una tomografía computarizada, que detectó el responsable “silencioso”: el cáncer de páncreas.

Inicio del tratamiento con quimioterapia

Una consulta con el equipo quirúrgico en Allegheny General Hospital confirmó que el tumor era inoperable debido a la afectación de los vasos sanguíneos. Rápidamente me derivaron a un oncólogo, el Dr. Moses Raj, que desarrolló un plan de tratamiento. El tratamiento comenzó el 10 de septiembre, día en el que recibí mi primera dosis de leucovorina, irinotecán (Camptosar), oxaliplatino (Eloxatin) y fluorouracilo o 5-FU, una combinación que se conoce como FOLFIRINOX.

El tratamiento fue realmente duro, porque tenía efectos secundarios que incluían aparición temprana de neuropatía, problemas en la piel, llagas bucales, dificultad para tragar, diarrea, náuseas, fatiga y baja cantidad de glóbulos blancos que comprometía mi sistema inmunitario. Tomé medicamentos de rescate de la quimioterapia, que realmente me ayudaron a tolerar mucho mejor los efectos secundarios. Me administraban inyecciones de Neulasta en cada tratamiento, para reponer la cantidad de glóbulos blancos. Aunque estoy agradecida por los medicamentos para mejorar mi sistema inmunitario, los efectos secundarios fueron realmente duros; sufrí fatiga extrema y dolores musculares indescriptibles.

La radiación es el próximo paso

Después de terminar la quimioterapia el 20 de enero de 2016, recibí cinco tratamientos de radiación muy agresivos. Tuve la bendición de que pudieron colocar dos marcadores de referencia en el tumor mediante un procedimiento de esofagogastroduodenoscopia (EGD). Estos marcadores fueron un buen blanco para mi radiación. El equipo de radiación estaba feliz cuando me informó que los marcadores “se iluminaron como árboles de Navidad”. Después de haber finalizado la quimioterapia y la radiación, mis médicos me dieron dos meses de descanso, que realmente necesitaba.

Electroporación irreversible para destruir el tumor

A finales de marzo de 2016, el Dr. Raj me sorprendió con la noticia de que el equipo multidisciplinario de Allegheny General Hospital creía que yo era la candidata perfecta para un nuevo tipo de cirugía, la electroporación irreversible (IRE). Me derivó a una joven y muy motivada Dra. Suzanne Schiffman, que había realizado varios de estos procedimientos durante su período de prácticas bajo la tutela del Dr. Robert Martin, un médico experto en la técnica. Después de dudar un poco y de rezar mucho, acepté someterme a esta impresionante cirugía vivificadora. En la IRE, se colocan electrodos por todo el tumor y se envían impulsos eléctricos al tumor, lo que causa la muerte celular. Me realicé esta cirugía milagrosa el 26 de abril de 2016. La recuperación fue un poco dura; estuve seis días en el hospital.

Quimioterapia de mantenimiento hasta una recurrencia

Ha pasado más de un año desde la cirugía. A pesar de que el tumor no se alejó de las venas lo suficiente como para brindar una buena posibilidad de realizar la cirugía de Whipple, este tratamiento ha tenido un impacto muy positivo en mi vida. Me ha dado más tiempo y más esperanza de que se encuentre una cura o de que se desarrollen nuevos avances de tratamiento. Mi cirujano me dijo que si cumplo con los requisitos, me podrían realizar el tratamiento otra vez, de ser necesario.

Estuve en un programa de quimioterapia de mantenimiento y recibí tratamiento con gemcitabina (Gemzar). Tuve seis meses de tratamiento, descansé dos y volví al tratamiento otra vez. Los efectos secundarios fueron mínimos y los medicamentos de rescate ayudaron a manejarlos. Este tratamiento afectó más la cantidad de plaquetas. Intenté recibir un tratamiento combinado con Xeloda, pero no pude tolerar este medicamento, por lo que suspendieron su uso.

Todas mis tomografías del páncreas estuvieron limpias hasta la primavera de 2017, cuando una tomografía PET reveló un ganglio linfático canceroso en la ingle. Me sometí a una cirugía laparoscópica para liberar el ganglio del intestino para la radiación. La cirugía exploradora encontró un crecimiento canceroso diminuto en el peritoneo. Extirparon ese crecimiento. Ahora estoy en proceso de someterme a 12 sesiones de radioterapia. Después me espera más quimioterapia.

Mi fe en Dios ha sido una parte importante de esta experiencia. También doy gracias a una familia que me ama y me apoya mucho y a un equipo de amigos increíbles que me dieron mucho amor en el momento más difícil de mi vida. Rezo para que usted tenga estas mismas fuentes de fortaleza en el arduo camino por esta horrible enfermedad: ¡fe, familia y amigos!

Leslie falleció poco después de la publicación de su historia. Compartió los diferentes tratamientos a los que se sometió para dar esperanza a otras personas. Ofrecemos nuestro más sincero pésame a su familia.