Historias de sobrevivientes
16 de abril, de 2021 • 2 Min

Tumor neuroendocrino de páncreas detectado por casualidad

Jason McMurtrie

PNET patient Jason McMurtrie
  • Pruebas por imágenes para otro problema de salud detectan un tumor neuroendocrino de páncreas
  • Se recomienda cirugía
  • La cirugía laparoscópica extirpa el tumor

En el otoño de 2017, me estaban haciendo una prueba por imágenes para un problema abdominal cuando el médico observó un tumor en el páncreas.

Después de una biopsia endoscópica con aguja del tumor, me enteré de que tenía un tumor neuroendocrino de páncreas (PNET). No tenía síntomas relacionados con el tumor y, de hecho, el tumor se detectó muy temprano, en estadio I. Mi esposa y yo viajamos mucho, y esta noticia me descolocó por completo. Mi médico me dijo que necesitaba cirugía para extirpar el tumor.

Cómo encontrar el cirujano correcto

El primer cirujano al que consulté en Pittsburgh me explicó que siempre tenía sangre a mano para las transfusiones en caso de que fueran necesarias. Eso fue un problema para mí porque quería una cirugía donde la transfusión no fuera una opción. El cirujano estaba dispuesto a intentar la cirugia sin sangre como alternativa, pero decidí investigar un poco.

Mientras buscaba otras opciones, un amigo me recomendó el Institute of Patient Blood Management and Bloodless Medicine and Surgery en Englewood Health en Englewood, Nueva Jersey. Allí conocí al Dr. Steven Brower, experto en cirugía pancreática y cirugía sin sangre. Aunque el tumor estaba en una ubicación delicada, él y su equipo de radiólogos planearon una operación laparoscópica para mí que dejaría intacta gran parte del páncreas. La cirugía estaba programada para septiembre de 2018 y transcurrió exactamente según lo planeado. El Dr. Brower tenía un sistema de circuito cerrado configurado para reciclar mi sangre para una autotransfusión en caso de ser necesaria, pero no lo fue. Mi recuperación fue buena y regresé a casa en Pensilvania después de cuatro días.

La vida después de la cirugía

El PNET es mucho más tratable que el adenocarcinoma, que es mucho más frecuente. Y tuve mucha suerte de que el cáncer se detectara y se extirpara en su fase inicial. De todos modos, me generó una gran conmoción emocional. Todavía tengo controles periódicos para el cáncer de páncreas, pero estoy feliz.

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