Investigación
11 de junio, de 2019 • 7 Min

Conferencia anual de ASCO: Aspectos destacados de la investigación del cáncer de páncreas

Dr. Allyson Ocean

Casi 40,000 oncólogos de todo el mundo recientemente vinieron a Chicago para la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (American Society of Clinical Oncology, ASCO)

La reunión anual de ASCO es considerada una de las conferencias de mayor importancia sobre la educación y la investigación clínica del cáncer. ASCO 2019 no fue la excepción. Los resúmenes abarcaron temas tales como resultados del cáncer, inmunoncología, acceso a la atención del cáncer y desarrollos sobre el cáncer con terapias dirigidas, quimioterapias, radioterapias y cirugía.

El tema dominante del evento de este año fue “Atender a cada paciente, aprender de cada paciente”. Para los expertos en cáncer de páncreas como la Dra. Allyson Ocean, oncóloga gastrointestinal, el enfoque temático fue particularmente importante y preciso. “Es verdad que aprendemos de cada paciente” dice Ocean, profesora asociada de Medicina Clínica en NewYork Presbyterian Hospital/Weill Cornell Medical College. “Trabajamos duro para diseñar ensayos clínicos y realizar investigaciones clínicas, y nos encontramos con que el ensayo fue negativo o no cumplió con el criterio de valoración principal. Es frustrante. Pero aprendemos algo de cada paciente, ya sea en el marco de un ensayo o fuera del mismo. De eso se trata la ciencia y la atención del paciente”.

Y son esos pacientes, dice Ocean, los que pueden brindar información a sus proveedores sobre cuáles son los aspectos más importantes de la atención del cáncer, incluyendo temas como la diversidad y el acceso o mejores maneras para controlar los efectos secundarios del tratamiento. “Controlar los efectos secundarios suena mundano a menos que usted sea la persona que padece esos efectos secundarios”, agrega. “Son mis pacientes los que me dicen lo que funciona y lo que no funciona, y a veces me brindan perlas de sabiduría. Entonces puedo compartir ese conocimiento con otros pacientes. Si nos tomamos el tiempo, podemos aprender mucho uno del otro”.

Este año, se seleccionaron aproximadamente 2450 resúmenes para presentar en las Sesiones de Resúmenes Orales, los Simposios de Ciencia Clínica y las Sesiones de Pósteres, y se eligieron más de 3200 para publicar en línea. El cáncer de páncreas tuvo una presencia sólida con más de 100 resúmenes aceptados.

“Como oncóloga que se enfoca en el cáncer gastrointestinal, pensé que era muy alentador, porque debemos recordar que durante años no se investigó mucho en el área del cáncer de páncreas”, dice Ocean. “Ahora, está claro que hay un interés fuerte y considerable por la enfermedad y que, en definitiva, será beneficioso para los pacientes”.

A continuación puede ver algunos ejemplos de algunas de las investigaciones importantes que se presentaron.

Los inhibidores de PARP benefician a pacientes con metástasis y mutaciones en BRCA

Los resultados de un ensayo clínico de fase III llamado POLO muestran que un medicamento dirigido llamado inhibidor de PARP beneficia a los pacientes con cáncer de páncreas avanzado que tienen una mutación en los genes BRCA. Las mutaciones en BRCA interfieren en la capacidad de la célula para reparar rupturas en el ADN. Los inhibidores de PARP también interfieren con la capacidad de la celula de reparar rupturas en el ADN. Los inhibidores de PARP pueden ser particularmente eficaces contra tipos de cáncer que tienen determinadas mutaciones, entre ellas, en los genes BRCA y PALB2. Esto se debe a que estas células ya tienen una capacidad disminuida para reparar el ADN; con el tiempo las células cancerosas mueren. Pero los inhibidores de PARP tienen un efecto más suave en las células normales, lo que causa menos efectos secundarios que la terapia con platino, que también ha sido eficaz para estos pacientes. Además, un inhibidor de PARP se puede tomar en forma de píldora.

En el estudio doble ciego, aleatorizado se inscribió a 151 pacientes en 119 centros en 12 países. Los participantes debían tener resultados positivos para la mutación BRCA en la sangre, la cual afecta a alrededor del 4 al 7 por ciento de los pacientes con cáncer de páncreas. También debían haber respondido a la quimioterapia con platino durante al menos cuatro meses.

Los resultados mostraron que la supervivencia sin progresión promedio fue considerablemente mayor a los 7.4 meses en el grupo que tomaba el inhibidor de PARP olaparib (nombre comercial Lynparza) en comparación con el grupo con placebo, que tuvo una supervivencia sin progresión de 3.8 meses. Después de dos años, el 22.1 por ciento de los participantes que tomaron el inhibidor de PARP no mostraron progresión del cáncer en comparación con el 9.6 por ciento de los que tomaron el placebo.

“Esto cambia la manera de ejercer la medicina”, dice Ocean, y agrega que aunque no se observó un beneficio en la supervivencia general, los datos, procesados en un 46 por ciento, todavía no estaban completamente comprobados. “Creo que habrá mucho más en el futuro”, agrega. “Ahora, tenemos que idear otros ensayos clínicos con olaparib, incluso combinarlo con quimioterapia y también con inmunoterapia. Son noticias muy emocionantes“.

El estudio APACT y el tratamiento adyuvante

El estudio APACT comparó la administración de nab-paclitaxel (Abraxane) combinado con gemcitabina después de la cirugía (tratamiento adyuvante) con la administración de gemcitabina sola para ayudar a determinar qué método era mejor para demorar o prevenir la recurrencia de la enfermedad o la muerte. De acuerdo con los resultados del ensayo aleatorizado de fase III, el método combinado no extendió de forma significativa la supervivencia sin enfermedad para este grupo de pacientes, según una revisión independiente. Pero la supervivencia general mejoró, y alcanzó “significancia estadística nominal”, de acuerdo con el fabricante del medicamento Celgene.

“Estábamos esperando con ansias los datos del estudio APACT, pero lamentablemente fue un ensayo negativo en el entorno adyuvante”, explica Ocean, y agrega que fue interesante que la mediana de supervivencia sin enfermedad con gemcitabina fue mayor que los datos históricos, lo que puede haber estado influenciado por la selección de los pacientes. “Lo que queda como tratamiento convencional en el entorno adyuvante es FOLFIRINOX o gemcitabina y capecitabina”.

El estudio APACT fue el estudio de tratamiento adyuvante más grande realizado en cáncer de páncreas, pero debido a que no cumplió su criterio de valoración primario de evaluación independiente de la progresión, se consideró negativo, explica Ocean. La evaluación independiente ocurre cuando el radiólogo que lee la tomografía no tiene conocimiento previo de las circunstancias clínicas. Por el contrario, fue un estudio positivo cuando los investigadores, que tienen conocimiento de las circunstancias clínicas, evaluaron la progresión, agrega.

“Lo que esto realmente significa es que hay matices en relación con la respuesta y la progresión de la enfermedad que los médicos tratantes pueden detectar y no así los médicos ajenos al tratamiento, y esto puede a veces beneficiar al paciente”, dice Ocean. Además agrega que en la práctica clínica, es posible que los médicos deban aplicar su propia interpretación y criterio clínico a los conjuntos de datos para determinar qué es lo mejor para el paciente.

Por ejemplo, Ocean puede decidir que un paciente continúe el tratamiento con un medicamento cuando la enfermedad progresa lentamente, el paciente se siente bien y no hay otra opción disponible. La lógica es que la quimioterapia todavía es de utilidad para ese paciente. Pero si este mismo paciente hubiera estado en un ensayo clínico, entonces “[W]diríamos que el medicamento del ensayo o el esquema terapéutico no está funcionando”, agrega. “Esto realmente es el arte de la medicina porque debemos tener matices para determinar qué es lo más adecuando para el paciente en la práctica clínica”.

Cómo mejorar las pruebas genéticas en cascada para las familias con riesgo de cáncer de páncreas hereditario

El estudio actual de educación genética, evaluación de riesgo y pruebas llamado GENERATE espera inscribir a aproximadamente 1000 pacientes (alrededor de 200 familias) que tienen un familiar cercano con cáncer de páncreas causado por un cambio hereditario (mutación) en un gen. Los investigadores quieren saber si dar a las personas información genética en diferentes formas afecta su decisión acerca de hacerse pruebas genéticas y obtener información sobre el riesgo hereditario.
“A medida que aprendimos más sobre la biología del cáncer de páncreas, descubrimos que hay numerosas mutaciones hereditarias que pueden aumentar el riesgo de una persona de padecer la enfermedad, muchas más que solo BRCA”, dice Ocean. “Los estudios como este son absolutamente esenciales para aprender cómo transmitir información genética a las personas, educarles y, con suerte, hacer que aquellos que tienen un riesgo más elevado que el promedio se realicen pruebas de detección. Todos estamos muy entusiasmados con este estudio”.

En resumen

El mensaje general es que todos los pacientes con cáncer de páncreas deben someterse a pruebas genéticas de la línea germinal. Según los datos del ensayo POLO que se presentaron en ASCO, por ejemplo, es particularmente importante para aquellos pacientes con una mutación en BRCA, porque se podrían beneficiar del uso de olaparib en su plan de tratamiento, dice Ocean. “He visto muchos pacientes con cáncer de páncreas metastásico con la mutación BRCA, que sabían que eran portadores de esa mutación antes de recibir el diagnóstico o que sabían que el gen existía en su familia y no se realizaron las pruebas de detección”, dice Ocean. “Tenemos que hacer un mejor trabajo”.

Manténgase atento

En las próximas semanas, Let’s Win se concentrará en mayor profundidad en muchas de estas presentaciones, como el estudio GENERATE, los inhibidores de PARP y otras modalidades de tratamiento prometedoras, así como hallazgos importantes sobre disminuciones en disparidades raciales y acceso a la atención para los pacientes con cáncer de páncreas.